Crítica Kingsman: Servicio secreto (2014)
Crítica Kingsman: Servicio secreto
El cine inglés sigue demostrando que está en buena forma. Con Kingsman: Servicio secreto demuestra que nadie como los propios ingleses para reírse, homenajearse o parodiarse a sí mismos.
Los modales hacen al hombre
La película está notablemente dirigida por Matthew Vaughn que ya demostró en sus anteriores trabajos Stardust (2007), Kick-Ass (2010) o X-Men Primera generación (2011) entre otros que nos encontramos ante un director muy a tener en cuenta y del cual estoy deseando ver su próximo trabajo.
El guión de la película está basado en el cómic The Secret Service, creado por Dave Gibbons y Mark Millar. El guión de Kingsman fue escrito por el propio Vaughn y Jane Goldman. En el guión encontramos numerosos homenajes a películas de acción protagonizadas por agentes secretos al más puro estilo 007, Jack Bauer, James Bond, Jason Bourne. Curiosamente todos con las iniciales JB que adoptará el perro carlino del protagonista. Las referencias a 007 son tantas que incluso uno de los carteles es un homenaje al cartel de la película de 007, Sólo para sus ojos (1981).
Entre el elenco de grandes actores británicos tenemos que destacar al desconocido joven actor Taron Egerton que realiza una gran actuación en su papel de Gary ‘Eggsy’ Unwin, un joven callejero, conflictivo con un pasado oculto y un futuro prometedor. Excelente y elegante actuación de Colin Firth como Harry Hart (Galahad), Jack Davenport (Lancelot), Mark Strong (Merlin) o Michael Caine (Arthur). Las referencias a la cultura británica siguen con los nombres en clave de los espías, todos ellos, Los caballeros de la Mesa Redonda, también llamados de la Tabla Redonda, aparecen en las leyendas artúricas de Bretaña. No puedo dejar sin mención la aparición breve de Mark Hamill, nuestro Luke Skywalker que veremos de nuevo en el Episodio VII de La guerra de las galaxias: El despertar de la Fuerza, interpretando al profesor Arnold. Quizás haya vuelto a la gran pantalla para quedarse.
No hay grandes héroes sin grandes villanos. Pese a la apariencia casi ridícula de Samuel L. Jackson (Valentine) y su aversión a la sangre, no se dejen engañar, se presenta como un gran villano. En este caso la «chica Bond» será la hermosa argelina Sofia Boutella que interpreta a la peligrosa y afilada Gazelle.
La dirección de Matthew Vaughn, como decía, es notable. Nos deja escenas de acción brillantemente rodadas como las de la Iglesia que nos recordarán sin duda a la escena de Kill Bill y los 88 maníacos. También es digno de mención el notable montaje de la escena final sincronizando la música con las imágenes de «fuegos artificiales», en una de las escenas más divertidas que recuerdo.
Lo mejor: una película altamente recomendable, entretenida (ni te enteras que dura dos horas), muy divertida. Disfrutarán tanto los amantes del humor inglés o humor negro como los que no. Amantes del cine de espías y las parodias bien hechas, con clase.
Lo peor: alguna que otra exageración del guión, tomársela en serio.