Crítica Sed de mal (Touch of Evil, 1958)
Crítica Sed de mal
Nuestro clásico del mes está dedicado a Sed de mal (Touch of Evil, 1958). La película está dirigida, escrita y coprotagonizada por Orson Welles.
El guión de Sed de mal (Touch of Evil, 1958) está basado en la novela de 1956, Badge of Evil, de Whit Masterson. La historia comienza con un plano secuencia que es una obra maestra. En él podemos observar como los coprotagonistas, un joven Charlton Heston (que contaba por entonces con 35 años) y una hermosa e inocente Janet Leight se dirigen caminando por las calles de un pueblo mexicano a la aduana de Estados Unidos. Al final del plano secuencia sucede el asesinato. Todo esto son poco más que los 3 primeros minutos de película, a partir de entonces no te mueves del sofá.
Charlton Heston interpreta a Mike Vargas un policía mexicano que se acaba de comprometer con la inocente Janet Leight que interpreta a la americana inocente y futura señora Susan Vargas. Los dos están soberbios y la química entre ellos es notable. La prueba es que tras está película Charlton Heston protagonizó Ben-Hur (1959) y El planeta de los simios (1968), aunque antes ya había cosechado elogios con su interpretación de Moisés en Los diez mandamientos (1956). Y Janet Leight protagonizó la escena de Psicosis en 1960. Curiosamente en esta película ya había dejado sus credenciales para Psicosis en una escena que es hostigada en un motel de carretera donde uno de los trabajadores parece tener problemas mentales, ¿os suena?
El papel de capitán de policía, Hank Quinlan, está protagonizado por un orondo Orson Welles de una manera realmente soberbia. Su intimidación y repulsión es absoluta.
También quiero destacar a los secundarios. Por un lado tenemos a la misteriosa, y de mirada penetradora, Marlene Dietrich interpretando a la pitonisa Tana en una aparición breve. Por otro lado a Akim Tamiroff interpretando al tío Joe Grandi. Pero sobre todo a uno por encima del resto, Joseph Calleia, interpretando al sargento de policía Pete Menzies, ayudante de Quinlan. Su peso en el final de la película es enorme.
La música es del genial compositor Henry Mancini y me parece también digna de mención.
Sed de mal (Touch of Evil, 1958) es una gran obra que no defraudará a los amantes del cine negro, policíaco, amantes de la intriga. Cuenta con un guión soberbio, una interpretación notable, una gran dirección, y, tanto, la música como la fotografía no desentonan. Totalmente recomendado y de imprescindible visionado (V.O.S.)
Lo mejor: plano secuencia inicial, guión, interpretaciones, música, Orson Welles
Lo peor: no tener paciencia para disfrutar de toda la obra en su conjunto