Crítica Mad Max: Furia en la carretera (Mad Max: Fury Road, 2015)
Crítica Mad Max: Furia en la carretera
Ha pasado ya una semana desde que ví Mad Max: Furia en la carretera (Mad Max: Fury Road, 2015), por una parte he dejado pasar el tiempo para madurar la crítica y ver el poso que me ha dejado y, por otra parte, para recuperarme de tan tremenda explosión visual.
Quien no la haya visto, sólo puedo recomendarle que acuda sin más dilación a verla en la gran pantalla antes de que la quiten. El cine no sólo se ha inventado para disfrutar de buenos guiones sino también para disfrutar de increíbles espectáculos visuales. George Miller, creador y director, de las sagas anteriores de Max Max también director de Las brujas de Eastwick (1987) y la ganadora del Oscar a Mejor película de animación Happy Feet, nos presenta este nuevo y salvaje Mad Max: Furia en la carretera (Mad Max: Fury Road, 2015). El director de 70 años nos deja unas escenas grabadas de acción que son de lo mejor que he visto en mucho tiempo. Gracias George Miller por no abusar de los efectos por ordenador y volver a algo que ya teníamos olvidado, los dobles de acción.
El guión es sencillo, está explicado con imágenes, apenas hay diálogo, salvo la voz en off inicial y alguna que otra conversación. No hacen falta diálogos inteligentes, su salvajismo visual nos introducirá en la vorágine de imágenes sin tiempo para parpadear. Llevar colirio.
En el papel de Mad Max tenemos a Tom Hardy, que continua su meteórica carrera tras interpretar recientemente a Bane en el El caballero oscuro: La leyenda renace (2012), nuestra recomendada Warrior (2011) y Origen (2010). Tom Hardy interpretando a Max Rockatansky hará olvidar al mismísimo Mel Gibson de la trilogía original. Hardy se mete en el papel de héroe al más puro estilo cowboy, samurai, vikingo o ronin que tu prefieras. Silencioso y mortal. Es de agradecer que el héroe este acompañado de una heroína a la altura como Charlize Theron interpretando a la Imperator Furiosa y quitándole protagonismo al mismísimo Mad Max en muchas escenas. La química entre los dos actores funciona a la perfección, dos grandes héroes de acción. El reparto de secundarios hace su trabajo notablemente y le da consistencia a la cinta. Como curiosidad mencionar que el villano Immortan Joe está interpretado por Hugh Keays-Byrne quien tuvo el honor de ser el primer villano de la saga allá por 1979 interpretando a «el Cortauñas». Quien no recuerde, le recomiendo revisionado.
El guión, bueno, mejor dicho, la sucesión de imágenes mezcla humor negro con acción de una manera brillante. Por momentos no sabes si estás viendo una persecución de coches, abordajes piratas o un western con asalto a la diligencia. Como decía, las escenas de acción son espectaculares, especial protagonismo a las persecuciones de «coches». Lo bueno de usar dobles y haber creado todo este universo de coches es, que le dan hiperrealismo a las imágenes. La dirección artística me parece sobresaliente, creo que merece la pena fijarse en como está cuidado hasta el más mínimo detalle de cada coche o atuendo de los personajes. Algo que no veía desde la primera cinta de El señor de los anillos. La fotografía es excelente y se acopla perfectamente a lo que venimos diciendo. El resultado son unas imágenes de acción que te dejarán con la boca abierta.
A las imágenes de acción les acompaña un extraño guitarreo y una música «rayante» del desconocido Junkie XL que acompaña la cinta correctamente pero que no es una música que me pondría a escuchar en mi casa, o por lo menos, yo, NO. La música por separado no funciona pero en el conjunto encaja perfectamente.
Tras 120 minutos termina la película Mad Max: Furia en la carretera (Mad Max: Fury Road, 2015) y te deja en estado de shock, salvaje y extrema, pero sabes que en el fondo la vas a volver a ver. Quizás estemos ante la película de acción de esta segunda década del año 2000. O quizás no, quizás sea la secuela que ya está pensando George Miller, Mad Max: The Wasteland.
Lo mejor: Escenas de acción brillantemente rodadas. Buenas interpretaciones de los actores. Dirección artística sobresaliente.
Lo peor: Guión sencillo.